EL TOQUE ZP Y LA BRONCA DE CHIRAC.
Cuando se situaba tras la pancarta, Zapatero sermoneaba de manera larga y tendida acerca de la inmigración, sus beneficios y sus derechos. Pero, una vez en La Moncloa, el Ejecutivo de Zapatero cometió los errores propios del ignorante: descoordinación entre los ministros de Interior, Trabajo y Exteriores, declaraciones cruzadas y contradictorias y medidas insuficientes, contradictorias y desesperadas.
Todo ello con el "Toque ZP"; el manto de declaraciones de corte "buenista" e ideológico que todo lo cubren de una viscosidad dulzona y populista. Apoyado en su frente mediático, el Gobierno ha probado desde culpar al Partido Popular hasta culpar a la economía de mercado y a nuestras sociedades occidentales. En una formidable campaña de propaganda Zapatero busca anestesiar a la sociedad española, que asiste ya aburrida a la masiva llegada de inmigrantes a la Península, Canarias o Melilla. Asalto a la frontera, naufragios masivos, suelta de ilegales en las grandes ciudades son ya tan cotidianos como poco interesantes para el español medio.
El "Toque ZP" ha potenciado el pensamiento débil y lo ha elevado a categoría política. En el caso de la inmigración, un día se dice que se legalizará a todos los inmigrantes ilegales y al día siguiente que no se tolerará que lleguen más; un día se lanzan proclamas humanitaristas contra la derecha y al otro se esconde que los inmigrantes se amontonan en patios peores que cualquier prisión tercermundista; otro día, en fin, se toman medidas populistas contrarias a los intereses del resto de aliados europeos y al día siguiente se pide ayuda a Europa.
Pero el "Toque ZP" ha topado con la política con mayúsculas. Europa parece estar ya harta de los juegos electorales de Zapatero. Su obsesión por las encuestas, que le llevan a tomar medidas carentes de sentido estratégico, irrita enormemente a nuestros aliados. El caso más claro de la indignación europea es el de Francia, que comparte con España toda la frontera pirenaica. A los franceses poco efecto les causa el "Toque ZP".
Aún con las primeras críticas europeas, Zapatero ensayó su "Toque". Las críticas de Sarkozy las recibió como de costumbre: fingió indignación, se apoyó en las tertulias y columnas de turno y esperó a que escampara. Pero he aquí que ahora es Chirac, santo laico de antiamericanos y antiliberales, el que le lee la cartilla a Zapatero, con una severidad inaudita incluso en el agrio político francés. Cuentan los testigos que ante la bronca de Chirac, Zapatero se mostró impasible, quizá pensando en como arreglar las cosas antes del telediario. Y es que quizá el "Toque ZP" funcione en el telediario de TVE. Lo que está claro es que en la vieja y despiadada Europa no despierta ya más que desprecio y aversión. Y en mostrar ambos sentimientos, Chirac es el más avezado maestro. Zapatero lo ha sufrido en sus propias carnes. No será la única vez.
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
Cuando se situaba tras la pancarta, Zapatero sermoneaba de manera larga y tendida acerca de la inmigración, sus beneficios y sus derechos. Pero, una vez en La Moncloa, el Ejecutivo de Zapatero cometió los errores propios del ignorante: descoordinación entre los ministros de Interior, Trabajo y Exteriores, declaraciones cruzadas y contradictorias y medidas insuficientes, contradictorias y desesperadas.
Todo ello con el "Toque ZP"; el manto de declaraciones de corte "buenista" e ideológico que todo lo cubren de una viscosidad dulzona y populista. Apoyado en su frente mediático, el Gobierno ha probado desde culpar al Partido Popular hasta culpar a la economía de mercado y a nuestras sociedades occidentales. En una formidable campaña de propaganda Zapatero busca anestesiar a la sociedad española, que asiste ya aburrida a la masiva llegada de inmigrantes a la Península, Canarias o Melilla. Asalto a la frontera, naufragios masivos, suelta de ilegales en las grandes ciudades son ya tan cotidianos como poco interesantes para el español medio.
El "Toque ZP" ha potenciado el pensamiento débil y lo ha elevado a categoría política. En el caso de la inmigración, un día se dice que se legalizará a todos los inmigrantes ilegales y al día siguiente que no se tolerará que lleguen más; un día se lanzan proclamas humanitaristas contra la derecha y al otro se esconde que los inmigrantes se amontonan en patios peores que cualquier prisión tercermundista; otro día, en fin, se toman medidas populistas contrarias a los intereses del resto de aliados europeos y al día siguiente se pide ayuda a Europa.
Pero el "Toque ZP" ha topado con la política con mayúsculas. Europa parece estar ya harta de los juegos electorales de Zapatero. Su obsesión por las encuestas, que le llevan a tomar medidas carentes de sentido estratégico, irrita enormemente a nuestros aliados. El caso más claro de la indignación europea es el de Francia, que comparte con España toda la frontera pirenaica. A los franceses poco efecto les causa el "Toque ZP".
Aún con las primeras críticas europeas, Zapatero ensayó su "Toque". Las críticas de Sarkozy las recibió como de costumbre: fingió indignación, se apoyó en las tertulias y columnas de turno y esperó a que escampara. Pero he aquí que ahora es Chirac, santo laico de antiamericanos y antiliberales, el que le lee la cartilla a Zapatero, con una severidad inaudita incluso en el agrio político francés. Cuentan los testigos que ante la bronca de Chirac, Zapatero se mostró impasible, quizá pensando en como arreglar las cosas antes del telediario. Y es que quizá el "Toque ZP" funcione en el telediario de TVE. Lo que está claro es que en la vieja y despiadada Europa no despierta ya más que desprecio y aversión. Y en mostrar ambos sentimientos, Chirac es el más avezado maestro. Zapatero lo ha sufrido en sus propias carnes. No será la única vez.
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
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