EL VIEJO CONTINENTE y sus actuales fronteras huele a alcanfor a veces, arancio otras, pero en cualquier caso a viejo siempre.
La derecha y la izquierda han vivido y podrían existir, con o sin democraciaLa democracia difícilmente subsiste fuera del liberalismo.
La derecha en Europa y prácticamente en el mundo entero, ahora, ya sonsolamente democráticas, con todas sus carencias, pero así es.
Las izquierdas en Europa y prácticamente el mundo entero, son algunasdemocráticas, otras sólo en las formas, y otras fuertemente antidemocráticasCasi tanto como las teocracias gobernantes en la casi totalidad de lospaíses islámicos. De ahí tanta afinidad, supongo.
La izquierda española, en general y con sus excepciones honrosas peroescasas, es poco democrática. Se somete a la alternancia, porque otrodiscurso sería inviable sostener, pero les molesta la competencia, las vocesdiscrepantes, las críticas sanas o malsanas, todo les viene mal, que nohilvane su discurso sectario, como dice Glucksmann, su discurso del odio.
Lo tratan de controlar todo, las comunicaciones, el Poder Judicial, losestamentos policiales, los ámbitos empresariales. El 11-M trágico y lainoperancia del Partido Popular, en su nube prepotente y distante, nos handado una prueba más, demoledora.
Esta Europa, que se dice social y donde el Estado es la mayor parte de susostén principal, jamás se podrá unir, más allá de en los papeles, en laspalabras y en los discursos de los altos funcionarios. Y es que esabsolutamente fatuo, vacuo y sin fondo el discurso, salvo para losbeneficiados de todo esto, que son la inmensa minoría de los habitantes deEuropa.
Europa es una entelequia que no puede, ni quiere por otra parte, que losalcances sociales lleguen a todos los ciudadanos europeos, sólo a un Gotha,a una élite, que pretende vivir de los presupuestos y perpetuarse en elpoder dando prebendas a los que les pueden mantener en él. Les horriza el liberalismo y la igualdad, que la gente normal llegue a laélite de los negocios, la banca, la administración, o las altas finanzas.
No, los Estados europeos no son los Estados de una Unión, con políticainterior, exterior y de defensa común, así como fervor por su bandera, ydonde cada cual puede, sí, puede, en muchísima mayor medida que en Europa,llegar a donde se proponga y donde el que la hace, si se descubre, la paga,y donde no hay impunidad, y donde lo social no es dar a quien lo necesita endetrimento de quien de verdad lo necesita, y donde el trabajo no es unamaldición bíblica sino algo que dignifica, y donde el Estado no administranuestros ingresos como si fuéramos incapaces, para hacer de ellos y con sudestino un misterio inescrutable, o un acto de fe.
No, Europa es sólo un continente, nada más.
Lorenzo Soriano nos autoriza la publicación de este artículo publicado originalmente en el periódico El Día
La derecha y la izquierda han vivido y podrían existir, con o sin democraciaLa democracia difícilmente subsiste fuera del liberalismo.
La derecha en Europa y prácticamente en el mundo entero, ahora, ya sonsolamente democráticas, con todas sus carencias, pero así es.
Las izquierdas en Europa y prácticamente el mundo entero, son algunasdemocráticas, otras sólo en las formas, y otras fuertemente antidemocráticasCasi tanto como las teocracias gobernantes en la casi totalidad de lospaíses islámicos. De ahí tanta afinidad, supongo.
La izquierda española, en general y con sus excepciones honrosas peroescasas, es poco democrática. Se somete a la alternancia, porque otrodiscurso sería inviable sostener, pero les molesta la competencia, las vocesdiscrepantes, las críticas sanas o malsanas, todo les viene mal, que nohilvane su discurso sectario, como dice Glucksmann, su discurso del odio.
Lo tratan de controlar todo, las comunicaciones, el Poder Judicial, losestamentos policiales, los ámbitos empresariales. El 11-M trágico y lainoperancia del Partido Popular, en su nube prepotente y distante, nos handado una prueba más, demoledora.
Esta Europa, que se dice social y donde el Estado es la mayor parte de susostén principal, jamás se podrá unir, más allá de en los papeles, en laspalabras y en los discursos de los altos funcionarios. Y es que esabsolutamente fatuo, vacuo y sin fondo el discurso, salvo para losbeneficiados de todo esto, que son la inmensa minoría de los habitantes deEuropa.
Europa es una entelequia que no puede, ni quiere por otra parte, que losalcances sociales lleguen a todos los ciudadanos europeos, sólo a un Gotha,a una élite, que pretende vivir de los presupuestos y perpetuarse en elpoder dando prebendas a los que les pueden mantener en él. Les horriza el liberalismo y la igualdad, que la gente normal llegue a laélite de los negocios, la banca, la administración, o las altas finanzas.
No, los Estados europeos no son los Estados de una Unión, con políticainterior, exterior y de defensa común, así como fervor por su bandera, ydonde cada cual puede, sí, puede, en muchísima mayor medida que en Europa,llegar a donde se proponga y donde el que la hace, si se descubre, la paga,y donde no hay impunidad, y donde lo social no es dar a quien lo necesita endetrimento de quien de verdad lo necesita, y donde el trabajo no es unamaldición bíblica sino algo que dignifica, y donde el Estado no administranuestros ingresos como si fuéramos incapaces, para hacer de ellos y con sudestino un misterio inescrutable, o un acto de fe.
No, Europa es sólo un continente, nada más.
Lorenzo Soriano nos autoriza la publicación de este artículo publicado originalmente en el periódico El Día