Como aquel título de John Lennon: «Imagine». Imagine que con las técnicas de procesamiento de imágenes, ponen en una página de Internet una fotografía de Mahoma en la que el profeta aparece con el pecho atravesado por un semáforo y con un órgano sexual masculino en la mano. Si quieren digo esto último de una manera más fina y delicada: con un carajo en la mano.
¿Se imaginan la que se hubiera formado, dónde habrían llegado las amenazas, las protestas diplomáticas, la violencia de los fundamentalistas, las manifestaciones, la ola de chilabas? ¿Se imaginan la furia coránica contra los medios que hubieran publicado tal imagen? Si por representar a Mahoma con una bomba por turbante está en marcha una guerra santa que llega hasta esta España de los 200 asesinados por el terrorismo islamista en el 11-M, no es difícil suponer la que se habría formado si en el periódico danés ponen a Mahoma verga en mano. Y dejen de imaginar, porque lo que nadie se ha atrevido a hacer con el profeta del Alá de los moros, ni lo hará nunca, lo perpetraron aquí contra la Madre del Dios de los cristianos, contra la Virgen de la Esperanza de Triana.
Y estamos en la habitual reescritura políticamente correcta de las tradicionales batallas de moros y cristianos. A diferencia de lo que ocurre en Villajoyosa, ahora son los mahometanos los que ganan siempre en las fiestas de moros y cristianos. Aunque parezca increíble, la Virgen de la Esperanza trianera apareció representada como digo en una manipulación fotográfica inserta en Internet.
El puñal que atraviesa su augusto pecho había sido trucado y trocado por un semáforo. En su divina mano, besada por la fe de generaciones y generaciones de trianeros, habían cambiado el pañuelo de encajes y devociones por un pene tamaño XL. ¿Y qué ha ocurrido en Triana? ¿Asaltaron las masas de hermanos de la Esperanza la casa de quien tal había puesto en Internet, para meterle fuego a su ordenador? ¿Pregonaron su nombre por esquinas de alfares y fraguas? ¿Lanzaron gritos de sangre y venganza? Nada de eso. Muy civilizadamente, la Hermandad de la Esperanza de Triana acudió a los tribunales, por si los hechos eran constitutivos de delito de escarnio a la religión católica.
¿Y qué ha pasado? Pues lo que puede esperarse en una nación donde uno que dice que es artista explica por televisión cómo asar un Crucificado al horno y no passsa nada. Lo que puede esperarse en una nación donde en todos los periódicos sale la foto de Carod-Rovira con la corona de espinas de Jesucristo, mofándose a pie de cruz jerosolimitana no sólo del Hijo de Dios, sino sobre todo de los que creen en Él, y no passsa nada. Con el escarnio a la Esperanza de Triana ha ocurrido lo mismo, pero con suprema sentencia judicial: no passsa nada. Claro, era la Esperanza de Triana, no Mahoma.
Téngase en cuenta que la Esperanza de Triana es venerada en una capilla cuya ampliación han pagado los hermanos de la cofradía, y no radica en una mezquita alzada en terrenos donados por el Ayuntamiento de una ciudad cultural y sociológicamente católica, por aquello de la alianza de civilizaciones que nos toca los que riman.
El abogado de la hermandad lo ha dicho bien claro: «Esto ha sido mucho más grave que la publicación de la caricatura de Mahoma y aquí no ha pasado nada». El escarnio no sólo ha sido a la Virgen de la Esperanza, sino a sus devotos.
Por ejemplo, a la memoria de Antonio Ordóñez, Beethoven del toreo de Ronda, que fue su hermano mayor. Se han mofado hasta de Paquirrín, emocionado músico en la banda de la cofradía. Pero, claro, ¿Paquirrín es moro o algo? ¿Y le ha regalado el Ayuntamiento a la hermandad 7.450 metros cuadrados para hacer una mezquita o algo? ¡Pues entonces...!
¿Se imaginan la que se hubiera formado, dónde habrían llegado las amenazas, las protestas diplomáticas, la violencia de los fundamentalistas, las manifestaciones, la ola de chilabas? ¿Se imaginan la furia coránica contra los medios que hubieran publicado tal imagen? Si por representar a Mahoma con una bomba por turbante está en marcha una guerra santa que llega hasta esta España de los 200 asesinados por el terrorismo islamista en el 11-M, no es difícil suponer la que se habría formado si en el periódico danés ponen a Mahoma verga en mano. Y dejen de imaginar, porque lo que nadie se ha atrevido a hacer con el profeta del Alá de los moros, ni lo hará nunca, lo perpetraron aquí contra la Madre del Dios de los cristianos, contra la Virgen de la Esperanza de Triana.
Y estamos en la habitual reescritura políticamente correcta de las tradicionales batallas de moros y cristianos. A diferencia de lo que ocurre en Villajoyosa, ahora son los mahometanos los que ganan siempre en las fiestas de moros y cristianos. Aunque parezca increíble, la Virgen de la Esperanza trianera apareció representada como digo en una manipulación fotográfica inserta en Internet.
El puñal que atraviesa su augusto pecho había sido trucado y trocado por un semáforo. En su divina mano, besada por la fe de generaciones y generaciones de trianeros, habían cambiado el pañuelo de encajes y devociones por un pene tamaño XL. ¿Y qué ha ocurrido en Triana? ¿Asaltaron las masas de hermanos de la Esperanza la casa de quien tal había puesto en Internet, para meterle fuego a su ordenador? ¿Pregonaron su nombre por esquinas de alfares y fraguas? ¿Lanzaron gritos de sangre y venganza? Nada de eso. Muy civilizadamente, la Hermandad de la Esperanza de Triana acudió a los tribunales, por si los hechos eran constitutivos de delito de escarnio a la religión católica.
¿Y qué ha pasado? Pues lo que puede esperarse en una nación donde uno que dice que es artista explica por televisión cómo asar un Crucificado al horno y no passsa nada. Lo que puede esperarse en una nación donde en todos los periódicos sale la foto de Carod-Rovira con la corona de espinas de Jesucristo, mofándose a pie de cruz jerosolimitana no sólo del Hijo de Dios, sino sobre todo de los que creen en Él, y no passsa nada. Con el escarnio a la Esperanza de Triana ha ocurrido lo mismo, pero con suprema sentencia judicial: no passsa nada. Claro, era la Esperanza de Triana, no Mahoma.
Téngase en cuenta que la Esperanza de Triana es venerada en una capilla cuya ampliación han pagado los hermanos de la cofradía, y no radica en una mezquita alzada en terrenos donados por el Ayuntamiento de una ciudad cultural y sociológicamente católica, por aquello de la alianza de civilizaciones que nos toca los que riman.
El abogado de la hermandad lo ha dicho bien claro: «Esto ha sido mucho más grave que la publicación de la caricatura de Mahoma y aquí no ha pasado nada». El escarnio no sólo ha sido a la Virgen de la Esperanza, sino a sus devotos.
Por ejemplo, a la memoria de Antonio Ordóñez, Beethoven del toreo de Ronda, que fue su hermano mayor. Se han mofado hasta de Paquirrín, emocionado músico en la banda de la cofradía. Pero, claro, ¿Paquirrín es moro o algo? ¿Y le ha regalado el Ayuntamiento a la hermandad 7.450 metros cuadrados para hacer una mezquita o algo? ¡Pues entonces...!
Antonio Burgos.
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