EL PSOE CONTEMPLABA DESDE 2003 LA POSIBILIDAD DE ENTREGAR NAVARRA A LOS ETARRAS.
El principal negociador por el PSOE, Jesús Egiguren, no solo mantuvo 25 reuniones con los etarras para buscar la salida pactada, mientras Zapatero decía apoyar una política de firmeza contra el terrorismo firmando con Aznár el Pacto por las libertades y contra el terrorismo, sino que mantiene posturas muy cercanas a los postulados de la izquierda aberzale sobre Navarra.
En su libro ‘Los últimos españoles sin patria y sin libertad’, editado en 2003, contemplaba un “arreglo” pactado con ETA sobre la base de avanzar en la construcción nacional vasca a cambio de la “paz”. Egiguren en el epílogo de su libro, titulado ‘Bases para un arreglo’, ya aludía a la posible inclusión de Navarra en un “solución pactada” del conflicto vasco, en virtud de “la aplicación de los acuerdos y decisiones políticas adoptadas a lo largo de todo el proceso se deberá llevar a cabo siguiendo los procedimientos previstos en el Estatuto de Guernica, la Ley de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de Navarra y la Constitución”.
La Constitución de 1978 en su artículo dos, al incluir el ambiguo termino nacionalidad, al igual que en la redacción del Titulo VIII al prever una organización territorial del estado elástica e interpretable, contenía una carga de profundidad que mal manejada podaría estallar destruyendo primero la igualdad entre españoles y después la unidad de España. No en vano fue la propia Constitución la que en su Disposición Transitoria cuarta preveía la posibilidad de una incorporación de Navarra a la autonomía vasca, cuestión que el Estatuto de Autonomía del País Vasco en su articulo 2 se apresuró a plasmar: “Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, así como Navarra tiene derecho a formar parte de la Comunidad Autónoma del País Vasco”. Con semejante marco legal no duden que el guión de la hoja de ruta de los acuerdos PSOE-ETA seguirá cumpliéndose y Navarra acabará en las garras de los separatistas vascos, salvo que el pueblo navarro no lo consienta.
El principal negociador por el PSOE, Jesús Egiguren, no solo mantuvo 25 reuniones con los etarras para buscar la salida pactada, mientras Zapatero decía apoyar una política de firmeza contra el terrorismo firmando con Aznár el Pacto por las libertades y contra el terrorismo, sino que mantiene posturas muy cercanas a los postulados de la izquierda aberzale sobre Navarra.
En su libro ‘Los últimos españoles sin patria y sin libertad’, editado en 2003, contemplaba un “arreglo” pactado con ETA sobre la base de avanzar en la construcción nacional vasca a cambio de la “paz”. Egiguren en el epílogo de su libro, titulado ‘Bases para un arreglo’, ya aludía a la posible inclusión de Navarra en un “solución pactada” del conflicto vasco, en virtud de “la aplicación de los acuerdos y decisiones políticas adoptadas a lo largo de todo el proceso se deberá llevar a cabo siguiendo los procedimientos previstos en el Estatuto de Guernica, la Ley de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de Navarra y la Constitución”.
La Constitución de 1978 en su artículo dos, al incluir el ambiguo termino nacionalidad, al igual que en la redacción del Titulo VIII al prever una organización territorial del estado elástica e interpretable, contenía una carga de profundidad que mal manejada podaría estallar destruyendo primero la igualdad entre españoles y después la unidad de España. No en vano fue la propia Constitución la que en su Disposición Transitoria cuarta preveía la posibilidad de una incorporación de Navarra a la autonomía vasca, cuestión que el Estatuto de Autonomía del País Vasco en su articulo 2 se apresuró a plasmar: “Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, así como Navarra tiene derecho a formar parte de la Comunidad Autónoma del País Vasco”. Con semejante marco legal no duden que el guión de la hoja de ruta de los acuerdos PSOE-ETA seguirá cumpliéndose y Navarra acabará en las garras de los separatistas vascos, salvo que el pueblo navarro no lo consienta.
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