Al parecer, en este país, los únicos que estamos obligados a cumplir “strictu sensu” las leyes, todas, someternos a su imperio, y apechugar con las consecuencias de sus posibles incumplimientos, somos unos pocos ciudadanos.
Hay una élite, que incumple, continuada y reticentemente las leyes, algunas fundamentales, que no están sujetos a ellas y que, según parece, intentar que las cumplan es crispar, enredar, pedir imposibles y lo que nos faltaba, empujarles a la violencia.
Ellos no quieren nuestras leyes, ellos las incumplen, ellos las desprecian, se enorgullecen de ello, lo predican y exigen estar exonerados de su cumplimiento. Y se les concede, para no molestarlos, porque hay que hablar, porque si se consigue que no se enfaden y no nos maten, pues se consigue, y, además porque si no, los llevamos a callejones sin salida con situaciones incluso sangrientas.
Así pues, los que tenemos que trabajar todos los días, los que tenemos que llevar a casa los mil euritos para pasar el mes, sometidos a leyes y normas de todo tipo, que uno ya no sabe, o si sabe, que siempre está en precario. Desde que salimos de casa, hasta que volvemos, e incluso en casa, estamos constantemente incumpliendo normas, muchas absurdas e incumplibles y otras pocas incluso desconocidas, porque ahí está el truquillo, que sepamos poco y ellos cuando la incumplimos nos expliquen lo que hemos hecho mal, que es casi hasta respirar.
¿Es para eso para lo que elegimos gobernantes?-¿Para que nos atiborren a normas absolutamente absurdas, sobre todo las fiscales que el 90% serian inconstitucionales en países como Inglaterra o USA, con una gran presión fiscal también pero para todos y simples como mecanismo de chupete. Además de respetar al contribuyente, reconocerle sus derechos, todos, no perder el norte ni el espíritu de para que están creadas esas leyes o normas, y ser además lógicas y coherentes. Teniendo también claro y explicado, al alcance de todos, desde los más listos a los mas retardados, el acceso a la defensa de sus derechos ante los atropellos reiterados, continuos y deliberados de los funcionarios incoadores, que leen las entrañas de las aves para decidir su interpretación y los incentivos que se les ofrecen para que nos aterroricen la vida normal.
Así pues, si exigir cumplir las leyes a ciertos ciudadanos, o a elección de los criterios de los aplicadores, es imposible, lo urgente es abolir la mayoría de las existentes y de los colectivos con poder de redactar y hacer aprobar disparates esperpénticos aterrorizadores.
Pero se haga lo que se haga, lo primero es que las que existan, las que sean, las cumplamos todos, con rigor, pero con posibilidad de defensa clara y no solo unos cuantos borregos con cosas que creemos tenemos que perder y por eso nos sometemos.
Para ello la división de poderes tiene que ser efectiva, si no, se derrumba la estructura de convivencia y se anima a la desobediencia y a las melodías de las metralletas. Y lo que sé esta haciendo es reventando la débil división, casi muerta desde que Guerrita el chico, mató o dejó morir a Montesquieu. Se veía en el andar de la perrita, apuntaba maneras.
Hay una élite, que incumple, continuada y reticentemente las leyes, algunas fundamentales, que no están sujetos a ellas y que, según parece, intentar que las cumplan es crispar, enredar, pedir imposibles y lo que nos faltaba, empujarles a la violencia.
Ellos no quieren nuestras leyes, ellos las incumplen, ellos las desprecian, se enorgullecen de ello, lo predican y exigen estar exonerados de su cumplimiento. Y se les concede, para no molestarlos, porque hay que hablar, porque si se consigue que no se enfaden y no nos maten, pues se consigue, y, además porque si no, los llevamos a callejones sin salida con situaciones incluso sangrientas.
Así pues, los que tenemos que trabajar todos los días, los que tenemos que llevar a casa los mil euritos para pasar el mes, sometidos a leyes y normas de todo tipo, que uno ya no sabe, o si sabe, que siempre está en precario. Desde que salimos de casa, hasta que volvemos, e incluso en casa, estamos constantemente incumpliendo normas, muchas absurdas e incumplibles y otras pocas incluso desconocidas, porque ahí está el truquillo, que sepamos poco y ellos cuando la incumplimos nos expliquen lo que hemos hecho mal, que es casi hasta respirar.
¿Es para eso para lo que elegimos gobernantes?-¿Para que nos atiborren a normas absolutamente absurdas, sobre todo las fiscales que el 90% serian inconstitucionales en países como Inglaterra o USA, con una gran presión fiscal también pero para todos y simples como mecanismo de chupete. Además de respetar al contribuyente, reconocerle sus derechos, todos, no perder el norte ni el espíritu de para que están creadas esas leyes o normas, y ser además lógicas y coherentes. Teniendo también claro y explicado, al alcance de todos, desde los más listos a los mas retardados, el acceso a la defensa de sus derechos ante los atropellos reiterados, continuos y deliberados de los funcionarios incoadores, que leen las entrañas de las aves para decidir su interpretación y los incentivos que se les ofrecen para que nos aterroricen la vida normal.
Así pues, si exigir cumplir las leyes a ciertos ciudadanos, o a elección de los criterios de los aplicadores, es imposible, lo urgente es abolir la mayoría de las existentes y de los colectivos con poder de redactar y hacer aprobar disparates esperpénticos aterrorizadores.
Pero se haga lo que se haga, lo primero es que las que existan, las que sean, las cumplamos todos, con rigor, pero con posibilidad de defensa clara y no solo unos cuantos borregos con cosas que creemos tenemos que perder y por eso nos sometemos.
Para ello la división de poderes tiene que ser efectiva, si no, se derrumba la estructura de convivencia y se anima a la desobediencia y a las melodías de las metralletas. Y lo que sé esta haciendo es reventando la débil división, casi muerta desde que Guerrita el chico, mató o dejó morir a Montesquieu. Se veía en el andar de la perrita, apuntaba maneras.
L. Soriano.
NOTA.- ¡Que razón tienes! Hoy “Gara” publica la noticia de que las negociaciones políticas, comenzaron en el año 2001. Lo que significa que, en tanto, con una mano, negociaba con ETA, con la otra firmaba el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo. ¡Como para comprarle un coche de segunda mano! Este tipo es un amoral.
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