CON LUPA. LA NUEVA "BEAUTIFUL" SOCIALISTA EN POS DEL GRAN PELOTAZO: FRACASARON CON EL BBVA; HAN TRIUNFADO EN ENDESA.
La revelación de Manuel Conthe sobre el famoso dossier contra Francisco González (FG) ha dejado claro lo que todos sospechábamos: que el asalto al BBVA fue una operación política alentada y consentida por José Luis Rodríguez Zapatero, que en su nombre pergeñaron en la sombra Los cuatro de Intermoney -Arenillas, Pepe Pérez, Sebastián y Vegara-, y cuya realización encargaron, como mano de obra especializa, a los dueños de Sacyr, millonarios de tomo y lomo, derecha pura y dura deslumbrada por la posibilidad de participar en un pelotazo de dimensiones siderales.
A finales de 2004, este diario informó que un día de octubre de dicho año el propio presidente de Sacyr, Luis del Rivero, se presentó con todo descaro en el despacho de Goirigolzarri, sede de Azca, para conminarle a traicionar a su presidente. FG era hombre muerto, porque disponían de un dossier contra él que le iba a obligar a salir por pies, de modo que no tenía opción: el nuevo presidente iba a ser Pepe Pérez, y él seguiría siendo consejero delegado si se sumaba al golpe. Estos son hechos.
En la operación se estableció un singular reparto de papeles: Matías Cortés, el célebre Matías, maquinando el diseño; Del Rivero, el intrépido señor de Murcia, como mascarón de proa o punta de lanza, y Juanito Abelló guardando las espaldas de la oposición. “El PP no se va a mover, porque para eso está Abelló”, decía Del Rivero a sus amigos. Y Abelló, en efecto, vio a Aznar, se lo contó, y Franquito miró para otro lado. Nuestro ricohome hizo más: trató de convencer a otros ricos hispanos –Koplowitz, Serratosa, Amancio Ortega, su consuegro Isidoro Álvarez- para que se sumaran a la fiesta de comprar acciones del banco y tumbar al díscolo FG. Hechos.
Antes de dar el visto bueno al asalto, Zapatero pidió opinión, hizo rastreo, llegando incluso a llamar antes de la Navidad de 2004 a José María Cuevas, presidente de la CEOE (ver El Confidencial del 27 de enero 2005): “¿Qué piensas de la operación Sacyr sobre el BBVA?”. La sorpresa de un crítico Cuevas fue recibir a continuación la llamada de Pedro Solbes, interesándose por la misma cuestión, dispuestos ambos a neutralizar a la cúpula empresarial. “Y, además, me dice el presidente que no tienes buena opinión de los de Sacyr...” El de CEOE no se anduvo por las ramas: “Pues no, siempre he creído que Del Rivero es un tipo que no es de fiar”. Hechos.
El lunes 29 de noviembre de 2004, horas después de que El Confidencial destapara en exclusiva la operación, Miguel Sebastián, asesor económico de ZP, reconocía a este diario haber recibido días antes la visita en su despacho de Moncloa del director general de Sacyr, Vicente Benedito, y del propio Rivero. Hay constancia al menos de una visita al propio Zapatero, en su despacho de Moncloa, del mismo Rivero, en compañía de Pepé Ampuero –ex vicepresidente del BBV-, Santi Ybarra y Juan Abelló, que por aquel entonces, y para mayor escarnio, era consejero y vicepresidente de un gran banco de la competencia, el Santander de Botín, que no abrió la boca para protestar contra la felonía que se preparaba. Hechos.
Y como FG no diera muestras de querer rendirse, el 17 de enero de 2005 la SER, siempre Polanco pernoctando en la alcoba del PSOE, lanzó la andanada del dossier que Moncloa había entregado en mano a Arenillas y que un audaz periodista de la cadena había logrado completar el mismo día, casualidad, tras meses de arduas investigaciones... También Perico Solbes puso su parte alícuota en el intento de asalto, al recomendar a FG, con esa meliflua voz suya, que se sentara a negociar con los señores de Sacyr. A FG le salvaron sus bemoles, cierto, y la presencia en el Banco de España de Jaime Caruana, nombrado en su día por un Gobierno PP. Hechos.
La importancia de la revelación efectuada anteayer lunes por Conthe, el arma del crimen de un escándalo que deja a los Felipe, Solchaga, Mariano Rubio et altri reducidos a la condición de aprendices, es que con ello el propio BBVA, la oposición o cualquier ciudadano dispuesto a ejercer la acción popular, podrían llevar ante los tribunales a los responsables de este abortado intento de robo del siglo, empezando, naturalmente, por el propio presidente del Gobierno. Porque el culpable de lo ocurrido no es el compañero Arenillas, un tipo amante del buen vino y los mejores coches. El culpable es el Gobierno de un partido, el PSOE, que parece creer que ocupar La Moncloa equivale a disponer de una patente de corso para gobernar el país como si de un cortijo se tratara.
Fracasaron con el BBVA. Han vuelto a intentarlo en Endesa, y esta vez con éxito. Rajoy ha hablado de un escándalo “colosal”, de un intento de enriquecimiento personal y de partido que se inició con el banco y ha continuado con la eléctrica, directamente elaborado en la Oficina Económica del Presidente, a las órdenes del presidente. Este es el meollo de la cuestión. Defenestrar a Sebastián o a Arenillas... ¿qué más da? Incluso Solbes caerá cual fruta madura. Lo importante es que el gran responsable, el presidente del Gobierno, empiece a pensar que el fallido intento del BBVA, y el gran pelotazo culminado con éxito de Endesa, puedan tener para él un coste no sólo electoral, sino también penal.
En lo que a intereses colectivos se refiere, el caso de Endesa es más grave que el del BBVA, si tenemos en cuenta que España arrastra un grave problema energético, asunto con implicaciones geoestratégicas, medioambientales y de competitividad para nuestra economía. Y lo que muchos españoles piensan en su fuero interno –y cogitationes nemo patitur-, es que la respuesta a un problema nacional desde el Gobierno encargado de arreglarlo ha sido la de forrarse o, al menos, intentarlo, con la guinda añadida de, por el camino, “nos llevamos por delante a este facha del PP”. España les importa un bledo.
@Jesús Cacho.
La revelación de Manuel Conthe sobre el famoso dossier contra Francisco González (FG) ha dejado claro lo que todos sospechábamos: que el asalto al BBVA fue una operación política alentada y consentida por José Luis Rodríguez Zapatero, que en su nombre pergeñaron en la sombra Los cuatro de Intermoney -Arenillas, Pepe Pérez, Sebastián y Vegara-, y cuya realización encargaron, como mano de obra especializa, a los dueños de Sacyr, millonarios de tomo y lomo, derecha pura y dura deslumbrada por la posibilidad de participar en un pelotazo de dimensiones siderales.
A finales de 2004, este diario informó que un día de octubre de dicho año el propio presidente de Sacyr, Luis del Rivero, se presentó con todo descaro en el despacho de Goirigolzarri, sede de Azca, para conminarle a traicionar a su presidente. FG era hombre muerto, porque disponían de un dossier contra él que le iba a obligar a salir por pies, de modo que no tenía opción: el nuevo presidente iba a ser Pepe Pérez, y él seguiría siendo consejero delegado si se sumaba al golpe. Estos son hechos.
En la operación se estableció un singular reparto de papeles: Matías Cortés, el célebre Matías, maquinando el diseño; Del Rivero, el intrépido señor de Murcia, como mascarón de proa o punta de lanza, y Juanito Abelló guardando las espaldas de la oposición. “El PP no se va a mover, porque para eso está Abelló”, decía Del Rivero a sus amigos. Y Abelló, en efecto, vio a Aznar, se lo contó, y Franquito miró para otro lado. Nuestro ricohome hizo más: trató de convencer a otros ricos hispanos –Koplowitz, Serratosa, Amancio Ortega, su consuegro Isidoro Álvarez- para que se sumaran a la fiesta de comprar acciones del banco y tumbar al díscolo FG. Hechos.
Antes de dar el visto bueno al asalto, Zapatero pidió opinión, hizo rastreo, llegando incluso a llamar antes de la Navidad de 2004 a José María Cuevas, presidente de la CEOE (ver El Confidencial del 27 de enero 2005): “¿Qué piensas de la operación Sacyr sobre el BBVA?”. La sorpresa de un crítico Cuevas fue recibir a continuación la llamada de Pedro Solbes, interesándose por la misma cuestión, dispuestos ambos a neutralizar a la cúpula empresarial. “Y, además, me dice el presidente que no tienes buena opinión de los de Sacyr...” El de CEOE no se anduvo por las ramas: “Pues no, siempre he creído que Del Rivero es un tipo que no es de fiar”. Hechos.
El lunes 29 de noviembre de 2004, horas después de que El Confidencial destapara en exclusiva la operación, Miguel Sebastián, asesor económico de ZP, reconocía a este diario haber recibido días antes la visita en su despacho de Moncloa del director general de Sacyr, Vicente Benedito, y del propio Rivero. Hay constancia al menos de una visita al propio Zapatero, en su despacho de Moncloa, del mismo Rivero, en compañía de Pepé Ampuero –ex vicepresidente del BBV-, Santi Ybarra y Juan Abelló, que por aquel entonces, y para mayor escarnio, era consejero y vicepresidente de un gran banco de la competencia, el Santander de Botín, que no abrió la boca para protestar contra la felonía que se preparaba. Hechos.
Y como FG no diera muestras de querer rendirse, el 17 de enero de 2005 la SER, siempre Polanco pernoctando en la alcoba del PSOE, lanzó la andanada del dossier que Moncloa había entregado en mano a Arenillas y que un audaz periodista de la cadena había logrado completar el mismo día, casualidad, tras meses de arduas investigaciones... También Perico Solbes puso su parte alícuota en el intento de asalto, al recomendar a FG, con esa meliflua voz suya, que se sentara a negociar con los señores de Sacyr. A FG le salvaron sus bemoles, cierto, y la presencia en el Banco de España de Jaime Caruana, nombrado en su día por un Gobierno PP. Hechos.
La importancia de la revelación efectuada anteayer lunes por Conthe, el arma del crimen de un escándalo que deja a los Felipe, Solchaga, Mariano Rubio et altri reducidos a la condición de aprendices, es que con ello el propio BBVA, la oposición o cualquier ciudadano dispuesto a ejercer la acción popular, podrían llevar ante los tribunales a los responsables de este abortado intento de robo del siglo, empezando, naturalmente, por el propio presidente del Gobierno. Porque el culpable de lo ocurrido no es el compañero Arenillas, un tipo amante del buen vino y los mejores coches. El culpable es el Gobierno de un partido, el PSOE, que parece creer que ocupar La Moncloa equivale a disponer de una patente de corso para gobernar el país como si de un cortijo se tratara.
Fracasaron con el BBVA. Han vuelto a intentarlo en Endesa, y esta vez con éxito. Rajoy ha hablado de un escándalo “colosal”, de un intento de enriquecimiento personal y de partido que se inició con el banco y ha continuado con la eléctrica, directamente elaborado en la Oficina Económica del Presidente, a las órdenes del presidente. Este es el meollo de la cuestión. Defenestrar a Sebastián o a Arenillas... ¿qué más da? Incluso Solbes caerá cual fruta madura. Lo importante es que el gran responsable, el presidente del Gobierno, empiece a pensar que el fallido intento del BBVA, y el gran pelotazo culminado con éxito de Endesa, puedan tener para él un coste no sólo electoral, sino también penal.
En lo que a intereses colectivos se refiere, el caso de Endesa es más grave que el del BBVA, si tenemos en cuenta que España arrastra un grave problema energético, asunto con implicaciones geoestratégicas, medioambientales y de competitividad para nuestra economía. Y lo que muchos españoles piensan en su fuero interno –y cogitationes nemo patitur-, es que la respuesta a un problema nacional desde el Gobierno encargado de arreglarlo ha sido la de forrarse o, al menos, intentarlo, con la guinda añadida de, por el camino, “nos llevamos por delante a este facha del PP”. España les importa un bledo.
@Jesús Cacho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario