ROQUE LOPEZ: EL HOMBRE QUE PUSO CONTRA LAS CUERDAS A FERRAZ.
La vida social de Ibiza ha cambiado. Ningún político paseaba el pasado fin de semana por sus calles, ni se dejaba ver por los bares a pesar de estar en precampaña electoral. Todos permanecían a la espera del paso del tifón Roque, desatado con las autograbaciones del ex secretario general de los socialistas de la isla que han sido difundidas por El Mundo y Cope y que revelan el pago de una presunta comisión al partido de 1,5 millones de euros a cambio de la adjudicación de las obras de Ibiza Centre, la mayor remodelación de la capital. "¿Dónde está Roque?", es la pregunta más común en la isla. "En la piscina de Pedro J. Ramírez", responde la gente con sorna. Roque López (Jaén, 1956) ya no existe en las bases de datos del partido socialista: su nombre ha sido borrado, como ha comprobado este diario, después de su fulminante expulsión. Tampoco se sabe nada de él en la isla: está oculto, recopilando la información y calculando su siguiente movimiento. Por Ibiza sólo se ha dejado ver un político: José Blanco, secretario de Organización socialista, acusado por Roque de autorizar implícitamente el soborno. Blanco acudió este fin de semana para presentar a los candidatos a las próximas elecciones municipales y autonómicas, pero en realidad viajó a Ibiza y Formentera para poner orden en el partido y marcar el terreno."Los cuchillos están afilados; al que diga una coma fuera del guión, lo echan", describe un militante. El hombre que ha puesto contra las cuerdas a Ferraz, la sede central socialista en Madrid, es un andaluz que llegó a la isla con la eclosión del boom turístico y prosperó como responsable de una correduría de seguros. Concejal de Deportes y Participación Ciudadana en la última legislatura, López se aupó al frente de la secretaría general en julio de 2004, durante el X Congreso de la Federación Socialista de las Pitiüses (FSP). Su llegada supuso toda una transformación del partido, que permaneció dividido en dos bandos, y su salida lo ha sumido en una profunda crisis.
El pasado enero, López dimitió de sus cargos, vendió su casa, cogió a su mujer y a su hija y abandonó Ibiza. Al despedirse, anunció a sus compañeros que se iba a trabajar a una gran empresa, allí donde valoraban sus cualidades y no como ellos, que le habían abandonado. Ahora reside en Osuna, mientras su vida es escudriñada por Ferraz, a la espera de encontrar fallas biográficas, en especial, implicaciones con el clan de Abel Matutes, el ex ministro de Asuntos Exteriores del PP y todo un poder en la isla. El 16 de julio de 2006 es una fecha clave en la vida de Roque López. Supuso la cumbre de su carrera política y el inicio de su declive. Aquel día actuaba de anfitrión de José Luis Rodríguez Zapatero, de visita por las islas. Y no iba a permitir que otros le eclipsaran, así que decidió que su rival en el Congreso del partido y del otro bando, Xico Tarrés, no pronunciaría ningún discurso, ni estaría en los primeros asientos, ni siquiera en la comida de confraternización. Tarrés y los suyos excusaron su asistencia. Pero lo que Roque no calculó fue que Blanco iba a preguntar por ellos; es más, los hizo traer al mitin. Llegó el gran momento: Roque tomó la palabra, se puso a leer su discurso y... "perdón, me he equivocado de párrafo. Vamos a volver al principio", dijo. Volvió a empezar su discurso, pero no le dejaron terminarlo. Aquel mítin despejó las dudas que tenía el PSOE sobre el candidato más idóneo para el Concejo de Ibiza: Blanco eligió a Tarrés, el alcalde de Vila, y juntos dedicaron el resto de los meses a pelearse con López, a maniobrar para arrinconarlo e impedir unas elecciones primarias. De octubre del 2006 al pasado enero aquello fue un infierno. Reuniones en Ferraz, pactos secretos en el hotel ibicenco de Los Molinos, rupturas de acuerdos... El socialismo de la isla estaba quebrado en dos.
PSOE FRENTE A PSC A LA IBICENCA.
Dos filosofías de partido se enfrentaron. A un lado, el socialismo clásico, el federal, el de proletarios del mundo uníos. Al otro lado, el socialismo de nuevo cuño, de corte nacionalista mezclado en un ali-oli con verdes y republicanos. Roque, hosco y franco, de escasas palabras y amigos, tenía el apoyo de los barrios más populosos de la capital -Figueretas y Cas Serres- y del poderoso clan socialista de los Mayans, a cuyo baluarte político, Sandra -su principal interlocutora en las famosas grabaciones-, convirtió en secretaria general de la agrupación de la capital (Vila) y, por ende, en candidata in péctore a la alcaldía. Al otro lado estaba Xico, del clan socialista de los Tarrés, simpático y buen vendedor de ideas, apoyado por los más intelectuales y por Ferraz. Roque quería que el partido concurriera a las elecciones en solitario, pero Blanco y Francesc Antich, el dirigente balear, se negaban: recuperar las Baleares era un objetivo prioritario del PSOE y la balanza la iba a inclinar Ibiza por un sólo diputado. La agrupación de Vila se adelantó y aprobó que el partido acudiría sólo a las elecciones. Ferraz montó en cólera, abrió expediente a Sandra, su líder, y ordenó que el partido concurriera en coalición. La aliada es una plataforma llamada Ibiza por el Cambio (ExC), fruto de la amalgama de ex verdes del Movimiento por la Tierra, ex ERC, maestros, etcétera. Se trata de un movimiento de izquierdas surgido en contra del desdoblamiento de la autopista hacia el aeropuerto y que trae de cabeza a Matutes y a su hija Estela, consejera ibicenca de Obras Públicas.
NO ASISTIÓ A LAS REUNIONES CON LA CONSTRUCTORA.
El gran cambio de Roque López había tocado a su fin. Ni siquiera le dejaron un hueco. Ferraz disolvió la agrupación de Ibiza, creó una gestora y Sandra Mayans aceptó ser la número tres en la lista al ayuntamiento de Vila. El resto del sector de Roque se ha quedado huérfano y permanece callado, a la espera de paso del tifón. Mientras, Sandrita -así la conocen en el partido, donde creció pegando carteles- está también en silencio, horrorizada por no haberse dado cuenta de las consecuencias del largo relato de Roque sobre las corruptelas. Sobrina del primer alcalde socialista de Vila, Enrique Mayans, hija de otro dirigente, José Luis Mayans, y prima de muchos militantes, la corriente de poder de su familia ha regresado con sus aliados naturales, los Tarrés. El PSOE ha realizado una investigación interna sobre las denuncias que contienen las grabaciones. Y ha confirmado que el ex dirigente ibicenco no asistió a ninguno de los encuentros mantenidos en el ayuntamiento de Vila con la constructora Bruesa, epicentro del presunto soborno. Quien sí estaba era el alcalde, Xico Tarrés, que solía reunirse a solas con los gerentes de la promotora, según ha podido saber este diario. Es el único de los cuatro alcaldes de la isla de Ibiza que no está procesado (los otros tres son del Partido Popular). Los abogados de Ferraz afilan los colmillos. Su enemigo a batir: Roque López.
La vida social de Ibiza ha cambiado. Ningún político paseaba el pasado fin de semana por sus calles, ni se dejaba ver por los bares a pesar de estar en precampaña electoral. Todos permanecían a la espera del paso del tifón Roque, desatado con las autograbaciones del ex secretario general de los socialistas de la isla que han sido difundidas por El Mundo y Cope y que revelan el pago de una presunta comisión al partido de 1,5 millones de euros a cambio de la adjudicación de las obras de Ibiza Centre, la mayor remodelación de la capital. "¿Dónde está Roque?", es la pregunta más común en la isla. "En la piscina de Pedro J. Ramírez", responde la gente con sorna. Roque López (Jaén, 1956) ya no existe en las bases de datos del partido socialista: su nombre ha sido borrado, como ha comprobado este diario, después de su fulminante expulsión. Tampoco se sabe nada de él en la isla: está oculto, recopilando la información y calculando su siguiente movimiento. Por Ibiza sólo se ha dejado ver un político: José Blanco, secretario de Organización socialista, acusado por Roque de autorizar implícitamente el soborno. Blanco acudió este fin de semana para presentar a los candidatos a las próximas elecciones municipales y autonómicas, pero en realidad viajó a Ibiza y Formentera para poner orden en el partido y marcar el terreno."Los cuchillos están afilados; al que diga una coma fuera del guión, lo echan", describe un militante. El hombre que ha puesto contra las cuerdas a Ferraz, la sede central socialista en Madrid, es un andaluz que llegó a la isla con la eclosión del boom turístico y prosperó como responsable de una correduría de seguros. Concejal de Deportes y Participación Ciudadana en la última legislatura, López se aupó al frente de la secretaría general en julio de 2004, durante el X Congreso de la Federación Socialista de las Pitiüses (FSP). Su llegada supuso toda una transformación del partido, que permaneció dividido en dos bandos, y su salida lo ha sumido en una profunda crisis.
El pasado enero, López dimitió de sus cargos, vendió su casa, cogió a su mujer y a su hija y abandonó Ibiza. Al despedirse, anunció a sus compañeros que se iba a trabajar a una gran empresa, allí donde valoraban sus cualidades y no como ellos, que le habían abandonado. Ahora reside en Osuna, mientras su vida es escudriñada por Ferraz, a la espera de encontrar fallas biográficas, en especial, implicaciones con el clan de Abel Matutes, el ex ministro de Asuntos Exteriores del PP y todo un poder en la isla. El 16 de julio de 2006 es una fecha clave en la vida de Roque López. Supuso la cumbre de su carrera política y el inicio de su declive. Aquel día actuaba de anfitrión de José Luis Rodríguez Zapatero, de visita por las islas. Y no iba a permitir que otros le eclipsaran, así que decidió que su rival en el Congreso del partido y del otro bando, Xico Tarrés, no pronunciaría ningún discurso, ni estaría en los primeros asientos, ni siquiera en la comida de confraternización. Tarrés y los suyos excusaron su asistencia. Pero lo que Roque no calculó fue que Blanco iba a preguntar por ellos; es más, los hizo traer al mitin. Llegó el gran momento: Roque tomó la palabra, se puso a leer su discurso y... "perdón, me he equivocado de párrafo. Vamos a volver al principio", dijo. Volvió a empezar su discurso, pero no le dejaron terminarlo. Aquel mítin despejó las dudas que tenía el PSOE sobre el candidato más idóneo para el Concejo de Ibiza: Blanco eligió a Tarrés, el alcalde de Vila, y juntos dedicaron el resto de los meses a pelearse con López, a maniobrar para arrinconarlo e impedir unas elecciones primarias. De octubre del 2006 al pasado enero aquello fue un infierno. Reuniones en Ferraz, pactos secretos en el hotel ibicenco de Los Molinos, rupturas de acuerdos... El socialismo de la isla estaba quebrado en dos.
PSOE FRENTE A PSC A LA IBICENCA.
Dos filosofías de partido se enfrentaron. A un lado, el socialismo clásico, el federal, el de proletarios del mundo uníos. Al otro lado, el socialismo de nuevo cuño, de corte nacionalista mezclado en un ali-oli con verdes y republicanos. Roque, hosco y franco, de escasas palabras y amigos, tenía el apoyo de los barrios más populosos de la capital -Figueretas y Cas Serres- y del poderoso clan socialista de los Mayans, a cuyo baluarte político, Sandra -su principal interlocutora en las famosas grabaciones-, convirtió en secretaria general de la agrupación de la capital (Vila) y, por ende, en candidata in péctore a la alcaldía. Al otro lado estaba Xico, del clan socialista de los Tarrés, simpático y buen vendedor de ideas, apoyado por los más intelectuales y por Ferraz. Roque quería que el partido concurriera a las elecciones en solitario, pero Blanco y Francesc Antich, el dirigente balear, se negaban: recuperar las Baleares era un objetivo prioritario del PSOE y la balanza la iba a inclinar Ibiza por un sólo diputado. La agrupación de Vila se adelantó y aprobó que el partido acudiría sólo a las elecciones. Ferraz montó en cólera, abrió expediente a Sandra, su líder, y ordenó que el partido concurriera en coalición. La aliada es una plataforma llamada Ibiza por el Cambio (ExC), fruto de la amalgama de ex verdes del Movimiento por la Tierra, ex ERC, maestros, etcétera. Se trata de un movimiento de izquierdas surgido en contra del desdoblamiento de la autopista hacia el aeropuerto y que trae de cabeza a Matutes y a su hija Estela, consejera ibicenca de Obras Públicas.
NO ASISTIÓ A LAS REUNIONES CON LA CONSTRUCTORA.
El gran cambio de Roque López había tocado a su fin. Ni siquiera le dejaron un hueco. Ferraz disolvió la agrupación de Ibiza, creó una gestora y Sandra Mayans aceptó ser la número tres en la lista al ayuntamiento de Vila. El resto del sector de Roque se ha quedado huérfano y permanece callado, a la espera de paso del tifón. Mientras, Sandrita -así la conocen en el partido, donde creció pegando carteles- está también en silencio, horrorizada por no haberse dado cuenta de las consecuencias del largo relato de Roque sobre las corruptelas. Sobrina del primer alcalde socialista de Vila, Enrique Mayans, hija de otro dirigente, José Luis Mayans, y prima de muchos militantes, la corriente de poder de su familia ha regresado con sus aliados naturales, los Tarrés. El PSOE ha realizado una investigación interna sobre las denuncias que contienen las grabaciones. Y ha confirmado que el ex dirigente ibicenco no asistió a ninguno de los encuentros mantenidos en el ayuntamiento de Vila con la constructora Bruesa, epicentro del presunto soborno. Quien sí estaba era el alcalde, Xico Tarrés, que solía reunirse a solas con los gerentes de la promotora, según ha podido saber este diario. Es el único de los cuatro alcaldes de la isla de Ibiza que no está procesado (los otros tres son del Partido Popular). Los abogados de Ferraz afilan los colmillos. Su enemigo a batir: Roque López.
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