¿UN ROLLO MACARENO, ESO DEL CALENTAMIENTO?
La Unión Europea acaba de obligarse de aquí al 2020 a una panoplia de medidas en teoría tendentes a contribuir a frenar la degradación del medio ambiente por causas humanas. Y más en particular, por el supuesto efecto que las emisiones de Bióxido de Carbono a la atmósfera tienen sobre el clima. Los miembros de la UE se han comprometido a reducir su consumo energético en un 20% a la vez que aumentar su consumo de energías renovables hasta un 20% del total de la producción energética y también a que el 10% de la energía destinada a la automoción provenga de los llamados bio combustibles.
Obsesionada por la moda de la teoría del calentamiento global, las medidas propuestas auguran lo peor. Es posible que gracias a avances tecnológicos pueda despilfarrarse menos energía pero lo más razonable sea pensar que ese 20% de reducción que se quiere lograr nos venga al final dado porque no se nos permita (bien por restricciones bien por precio) conectar los aires acondicionados en verano, de momento el único método eficaz para aliviar el calentamiento estival, que se sepa. Y más que probablemente que en invierno se reduzca el uso de las calefacciones. Al fin y al cabo tanto calentamiento global debería traernos inviernos más suaves, ¿o no?
Con todo lo peor no es eso, sino que los responsables de la UE tan obsesionados están con aparentar hacer algo sobre el medio ambiente que están dispuestos a dejarnos también morir de hambre si con eso se arregla la capa de ozono. En serio, para alcanzar el 10% del consumo energético con bio combustibles, esto es, aquellos que se extraen de los aceites y plantas oleaginosas (maíz, girasol, soja y colza por nuestros lares, palma y palmistán en lugares más exóticos) el 25% de toda la tierra cultivable debería por fuerza dedicarse a la producción de bio combustibles.
Eso no sólo choca contra los intereses de nuestros agricultores, sino contra el sentido común. Aún peor, en la medida en que esos cultivos resultarían baratos, y por tanto rentables, en el Tercer Mundo, se estaría condenando a esos países pobres a una mayor dependencia de granos y alimentos, amenazándoles con más hambrunas. Y todo porque los europeos prefieren creer que así ponen su granito para combatir un supuesto calentamiento global. Lo que no ha hecho la UE, que es lo que debiera, es plantear el reto energético de una manera realista. ¿se quiere menor dependencia del petróleo y energías más limpias? Aumente las renovables, pero incremente a su vez la nuclear, al fin y al cabo la única energía limpia y relativamente barata al alcance de la mano. El bio etanol, el sueño de otros muchos, sólo sería rentable mientras el barril de crudo esté por encima de los 60 dólares. No hay escapatoria fácil al petróleo. Aunque lo políticamente correcto sea creer que el planeta se recalienta y que podemos hacer algo al respecto, lo que se propone la UE es una sinrazón que nos va a dejar helados.
Rafael L. Bardají. GEES.
Obsesionada por la moda de la teoría del calentamiento global, las medidas propuestas auguran lo peor. Es posible que gracias a avances tecnológicos pueda despilfarrarse menos energía pero lo más razonable sea pensar que ese 20% de reducción que se quiere lograr nos venga al final dado porque no se nos permita (bien por restricciones bien por precio) conectar los aires acondicionados en verano, de momento el único método eficaz para aliviar el calentamiento estival, que se sepa. Y más que probablemente que en invierno se reduzca el uso de las calefacciones. Al fin y al cabo tanto calentamiento global debería traernos inviernos más suaves, ¿o no?
Con todo lo peor no es eso, sino que los responsables de la UE tan obsesionados están con aparentar hacer algo sobre el medio ambiente que están dispuestos a dejarnos también morir de hambre si con eso se arregla la capa de ozono. En serio, para alcanzar el 10% del consumo energético con bio combustibles, esto es, aquellos que se extraen de los aceites y plantas oleaginosas (maíz, girasol, soja y colza por nuestros lares, palma y palmistán en lugares más exóticos) el 25% de toda la tierra cultivable debería por fuerza dedicarse a la producción de bio combustibles.
Eso no sólo choca contra los intereses de nuestros agricultores, sino contra el sentido común. Aún peor, en la medida en que esos cultivos resultarían baratos, y por tanto rentables, en el Tercer Mundo, se estaría condenando a esos países pobres a una mayor dependencia de granos y alimentos, amenazándoles con más hambrunas. Y todo porque los europeos prefieren creer que así ponen su granito para combatir un supuesto calentamiento global. Lo que no ha hecho la UE, que es lo que debiera, es plantear el reto energético de una manera realista. ¿se quiere menor dependencia del petróleo y energías más limpias? Aumente las renovables, pero incremente a su vez la nuclear, al fin y al cabo la única energía limpia y relativamente barata al alcance de la mano. El bio etanol, el sueño de otros muchos, sólo sería rentable mientras el barril de crudo esté por encima de los 60 dólares. No hay escapatoria fácil al petróleo. Aunque lo políticamente correcto sea creer que el planeta se recalienta y que podemos hacer algo al respecto, lo que se propone la UE es una sinrazón que nos va a dejar helados.
Rafael L. Bardají. GEES.
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