LA BRAVA ROSA DÍEZ, OBJETO DE DESEO POLÍTICO PARA UNOS Y PARA OTROS.
Rosa Díez es un referente moral para un sector de las bases socialistas porque siempre ha mantenido una actitud inflexible frente al chantaje de ETA y Batasuna, al igual que otros compañeros vascos como Nicolás Redondo Terreros, y carece del menor futuro en el actual PSOE. Lo fácil para ella habría sido acomodarse a la nueva situación y callar ante la deriva que ha tomado su partido, pero ha preferido jugársela.Y es posible que la todavía eurodiputada, ex consejera y otrora candidata a la secretaría general del PSOE en el congreso de 2000, esté cansada de rumores, de anuncios de su posible candidatura y de cómo el constitucionalismo se enfrenta a una fuerte división interna, pero es su propio entorno -sin duda de buena fe- el que alimenta la posibilidad de que Rosa Díez termine encabezando en las próximas elecciones generales la candidatura de una formación distinta a aquella en la que milita desde hace más de treinta años.A nadie ha pasado desapercibido que Rosa Díez viene asistiendo a multitud de actos, primero en Barcelona, luego en San Sebastián, y semanas atrás en Madrid, convocados por Ciudadanos, un movimiento que fue la gran sorpresa de las pasadas elecciones catalanas y que busca proyección nacional de cara a las generales. El apoyo público de la aún eurodiputada socialista al partido de Albert Rivera provoca malestar en la cúpula del PSOE y, particularmente, en Patxi López y los dirigentes vascos. Claro que lo único que ha hecho Díez es ser coherente con las ideas que siempre ha defendido. Es su formación la que se ha movido, no ella.Es más, ha dedicado buena parte de su vida al socialismo y no ha dudado incluso en arriesgarla en tiempos difíciles. Entonces, ¿qué hará Rosa Díez? Algunos próximos a la socialista consultados por Garganta Profunda no la ven ni pasando casi al anonimato como la también valiente Cristina Alberdi, ni acercándose al Partido Popular, que es el otro partido que la ha estado cuidando un poco. Esas fuentes la sitúan más bien a la cabeza de Ciudadanos del País Vasco, la versión autóctona de la marca que preside Rivera.No cabe duda de que la figura de Díez tendría un enorme atractivo entre los votantes de la izquierda a los que la actual dirección del PSE les repele. Sin embargo, el riesgo del proyecto reside en la división del voto constitucionalista frente a la presión nacionalista que hoy por hoy solamente representa el PP del País Vasco. En cualquier caso, la última palabra la tiene la propia interesada y, en principio, a pesar de que ella tendría encaje en el movimiento de Ciudadanos, como lo tendría Fernando Savater, se vislumbra harto complicado que Rosa Díez renuncie a su condición de militante socialista.
Rosa Díez es un referente moral para un sector de las bases socialistas porque siempre ha mantenido una actitud inflexible frente al chantaje de ETA y Batasuna, al igual que otros compañeros vascos como Nicolás Redondo Terreros, y carece del menor futuro en el actual PSOE. Lo fácil para ella habría sido acomodarse a la nueva situación y callar ante la deriva que ha tomado su partido, pero ha preferido jugársela.Y es posible que la todavía eurodiputada, ex consejera y otrora candidata a la secretaría general del PSOE en el congreso de 2000, esté cansada de rumores, de anuncios de su posible candidatura y de cómo el constitucionalismo se enfrenta a una fuerte división interna, pero es su propio entorno -sin duda de buena fe- el que alimenta la posibilidad de que Rosa Díez termine encabezando en las próximas elecciones generales la candidatura de una formación distinta a aquella en la que milita desde hace más de treinta años.A nadie ha pasado desapercibido que Rosa Díez viene asistiendo a multitud de actos, primero en Barcelona, luego en San Sebastián, y semanas atrás en Madrid, convocados por Ciudadanos, un movimiento que fue la gran sorpresa de las pasadas elecciones catalanas y que busca proyección nacional de cara a las generales. El apoyo público de la aún eurodiputada socialista al partido de Albert Rivera provoca malestar en la cúpula del PSOE y, particularmente, en Patxi López y los dirigentes vascos. Claro que lo único que ha hecho Díez es ser coherente con las ideas que siempre ha defendido. Es su formación la que se ha movido, no ella.Es más, ha dedicado buena parte de su vida al socialismo y no ha dudado incluso en arriesgarla en tiempos difíciles. Entonces, ¿qué hará Rosa Díez? Algunos próximos a la socialista consultados por Garganta Profunda no la ven ni pasando casi al anonimato como la también valiente Cristina Alberdi, ni acercándose al Partido Popular, que es el otro partido que la ha estado cuidando un poco. Esas fuentes la sitúan más bien a la cabeza de Ciudadanos del País Vasco, la versión autóctona de la marca que preside Rivera.No cabe duda de que la figura de Díez tendría un enorme atractivo entre los votantes de la izquierda a los que la actual dirección del PSE les repele. Sin embargo, el riesgo del proyecto reside en la división del voto constitucionalista frente a la presión nacionalista que hoy por hoy solamente representa el PP del País Vasco. En cualquier caso, la última palabra la tiene la propia interesada y, en principio, a pesar de que ella tendría encaje en el movimiento de Ciudadanos, como lo tendría Fernando Savater, se vislumbra harto complicado que Rosa Díez renuncie a su condición de militante socialista.
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